1. JESUS FRENTE AL DINERO (MES DE DICIEMBRE)
LEMA: “Si la paz queremos conseguir con Jesús liberador la vamos a construir”
ORACION: Padre Santo, despierta en nosotros el deseo de prepararnos y conocer mejor tu Palabra y así poder practicar con más justicia las obras de misericordia. Padre de bondad enséñanos a no poner nuestro corazón en las cosas pasajeras que nos ofrece el mundo, sino en los bienes eternos. Amen
HECHO DE VIDA
Tanto la pobreza, como la riqueza provienen en última instancia de Dios, los dos conceptos son correlativos y se entienden más en sentido ético que en sentido económico. (Prov. 30,8) San Pablo se dedica al cuidado de los pobres a cuyo propósito le recuerda la pobreza de Jesús.
En el retiro del mes de Octubre del 2009 al clero de la Diócesis de Ipiales, Monseñor Daniel Caro daba algunos ejemplos para entender la pobreza como virtud:
1. En las calles bogotanas, aparecen muchas señales de tránsito donde los que pasan las ignoran y otros vagan sin sentido recogiendo cartones que les sirven de tapetes en la noches frías y sombrías de la ciudad, de ahí entendemos su agresividad y su apego a algo inservible encontrado en una esquina. Carlos es un reciclador que se desafía a muerte con Álvaro otro de los mismos por un cartón viejo que no alcanza a valer ni 100 pesos, pero es capaz de defender un pedazo de papel teniendo que arriesgar hasta su vida, enfrentándose como una fiera, que babea de rabia quien armado de valor quiere clavarle un puñal, si no se lo entrega, es allí donde surge la pregunta: ¿En verdad un pedazo de cartón vale más que la vida?
2. Otro caso es el siguiente, un prestigioso medio capitalista hace su alarde de rico, y tiene a su servicio: camioneros, coteros, comisionistas y hasta un bufet de abogados; un acto nada diferente al anterior, un tipo que se pega a este grupo de personas por su seguridad económica. A estos personajes les falta la virtud de la pobreza porque se apegan a las personas y a los bienes materiales descuidando su libertad.
La pobreza como virtud no es poder por privilegios humanos, debemos verla como donación de Dios al hombre, por eso debemos recibir lo que se nos ofrece, dar lo que uno puede y con humildad reconocer que la vida está por encima de los teneres, esa es la pobreza que viene de Dios.
DIÁLOGO COMUNITARIO
- ¿Qué es más importante el Ser o el tener?
- ¿Qué es lo que más tiene esclava a la sociedad de hoy? ¿Por qué?
- ¿Por qué en el Evangelio la Pobreza es un valor del Reino de Dios?
ILUMINACIÓN BÍBLICA. Lc. 16, 19-31
Había un hombre rico que se vestía con ropa finísima y comía regiamente todos los días. Había también un pobre, llamado Lázaro, todo cubierto de llagas, que estaba tendido a la puerta del rico. Hubiera deseado saciarse con lo que caía de la mesa del rico, y hasta los perros venían a lamerle las llagas. Pues bien, murió el pobre y fue llevado por los ángeles al cielo junto a Abraham. También murió el rico, y lo sepultaron. Estando en el infierno, en medio de los tormentos, el rico levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham y a Lázaro con él en su regazo. Entonces gritó: «Padre Abraham, ten piedad de mí, y manda a Lázaro que moje en agua la punta de su dedo y me refresque la lengua, porque me atormentan estas llamas.» Abraham le respondió: «Hijo, recuerda que tú recibiste tus bienes durante la vida, mientras que Lázaro recibió males. Ahora él encuentra aquí consuelo y tú, en cambio, tormentos. Además, mira que hay un abismo tremendo entre ustedes y nosotros, y los que quieran cruzar desde aquí hasta ustedes no podrían hacerlo, ni tampoco lo podrían hacer del lado de ustedes al nuestro.» El otro replicó: «Entonces te ruego, padre Abraham, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, a mis cinco hermanos: que vaya a darles su testimonio para que no vengan también ellos a parar a este lugar de tormento.» Abraham le contestó: «Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen.» El rico insistió: «No lo harán, padre Abraham; pero si alguno de entre los muertos fuera donde ellos, se arrepentirían.» Abraham le replicó: «Si no escuchan a Moisés y a los profetas, aunque resucite uno de entre los muertos, no se convencerán.»
Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús
REFLEXIÓN:
JESÚS OPTO POR LLEVAR UNA VIDA POBRE
La pobreza, se define como la situación o forma de vida que surge como producto de la imposibilidad de acceso o carencia de los recursos para satisfacer las necesidades físicas y psíquicas básicas humanas que inciden en un desgaste del nivel y calidad de vida de las personas, tales como la alimentación, la vivienda, la educación, la asistencia sanitaria o el acceso al agua potable. Por su parte la pobreza según el evangelio es un medio para acercarnos a Dios, donde los seres humanos buscan mejorar su situación sin poner los bienes materiales por encima de la fe, de la esperanza en Dios, de la solidaridad con los hermanos y la misericordia.
Jesús proclamó las bienaventuranzas de los pobres: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios (Lc 6, 20). En el Antiguo Testamento se había hablado de los «pobres del Señor» (cfr. Sal 74, 19; 149, 4), objeto de la benevolencia divina (cfr. Is. 49, 13; 66, 2). No se trataba simplemente de personas que se hallaban en un estado de indigencia, sino más bien de personas humildes que buscaban a Dios y se ponían con confianza bajo su protección. Estas disposiciones de humildad y confianza aclaran la expresión que emplea el evangelista Mateo en la versión de las bienaventuranzas: «Bienaventurados los pobres de espíritu» (Mt 5, 3). Son pobres de espíritu todos los que no ponen su confianza en el dinero o en los bienes materiales, sino que, por el contrario, se abren al reino de Dios. Pero es precisamente éste el valor de la pobreza que Jesús alaba y aconseja como opción de vida, que puede incluir una renuncia voluntaria a los bienes, y precisamente en favor de los pobres.
Sin embargo, Jesús afirma que todos necesitan hacer una opción fundamental acerca de los bienes de la tierra: liberarse de su tiranía. Nadie puede servir a dos señores. O se sirve a Dios o se sirve al dinero (cf. Lc 16, 13; Mi 6, 24). La idolatría del dinero, es incompatible con el servicio a Dios. Jesús nos hace notar que los ricos se apegan más fácilmente al dinero (tesoro), y les resulta difícil dirigirse a Dios: « ¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el reino de Dios! Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios» (Lc 18, 24-25).
Jesús advierte acerca del doble peligro de los bienes de la tierra, a saber, que con la riqueza el corazón se cierre a Dios, y se cierre también al prójimo, como se ve en la parábola del rico Epulón y del pobre Lázaro (cfr. Lc. 16,19-31). Sin embargo, Jesús no condena de modo absoluto la posesión de los bienes terrenos: le apremia más bien recordar a quienes los poseen el doble mandamiento del amor a Dios y del amor al prójimo. Pero, a quien puede y quiere comprenderlo, pide mucho más.
El Evangelio es claro sobre este asunto: Jesús, a quienes llamaba e invitaba a seguirlo, pedía que compartieran su misma pobreza mediante la renuncia a los bienes, fueran pocos o muchos. Ya hemos citado su invitación al Joven rico: «Cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres» (Mc 10, 2 l). Era una exigencia fundamental, repetida muchas veces, aunque se tratara de dejar la casa o los campos (cfr. Mc 10, 29), o la barca (cf. Mt 4, 22) o incluso todo: «Cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío» (Luc. 14, 33). A sus discípulos, es decir, a los llamados a seguirlo mediante la entrega total de sí mismos, Jesús les decía: «Vended vuestros bienes y dad limosna»[i] (Lc 12, 33). (L’OSSERVATORE ROMANO, 30 de noviembre de 1994)
La vida pobre de Jesús es resultado de una opción, es pura gratuidad. Jesús fue pobre porque quiso es lo que aparece en 2Cor. 8, 9. “Porque ya saben ustedes que nuestro Señor Jesucristo, en su bondad siendo rico se hizo pobre por causa de ustedes, para que por su pobreza fueran ustedes enriquecidos”.
Jesús es la única persona que pudo escoger su estilo de vida; cada uno de nosotros nacemos sin buscarlo en determinada condición social. Y esa opción de Jesús permaneció toda la vida, no fue un acto de humildad, fue un estilo de vida que El adoptó. Por eso, la opción de Jesús por el pobre es pura gratuidad.
La pobreza de Jesús no fue simplemente una pobreza personal, no fue solamente austeridad, sino que fue una pobreza como la de los pobres.
Cuando Jesús nació, en las afueras de un pequeño pueblo en medio de las sombras de la noche y en condiciones de extrema pobreza, los únicos testigos de su llegada al mundo fueron los pastores. A ellos les fue comunicada la noticia. Desde entonces hay que escuchar el grito de los pobres para saber dónde está el Señor[ii].
COMPROMISO
Conocer en mi grupo de familia la doctrina social de la iglesia y vincularme con el trabajo social de mi parroquia COPPAS u organizar mi pequeño COPPAS en mi vereda.
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