1. JESÚS FRENTE A LOS ENFERMOS (FEBRERO)

LEMA: Ante situaciones de marginación, Jesús nos pide actitudes de liberación.
CANTO: Cristo te necesita para amar.
ORACIÓN:
Oremos por todos los enfermos,
especialmente por los más graves,
que de ningún modo pueden proveer a sí mismos,
si no dependen totalmente de los cuidados de los demás:
que cada uno de ellos experimente,
en la soledad de quien le está al lado,
el poder del amor de Dios y la riqueza de su gracia que salva.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amen
HECHO DE VIDA
SOLEDAD Y ESPERANZA
La Soledad, es un sector formado por unas sesenta familias, sus viviendas son sencillas, caracterizadas por sus ventanas pequeñas, en una de estas casas vive don Marcial, un hombre viudo y enfermo, hace más de tres años sufre una terrible enfermedad que cada día lo va consumiendo, tiene el mal de nuestro tiempo: cáncer; con él vive una nieta que le cocina y de vez en cuando le arregla el hogar. Don Marcial, a pesar de su enfermedad y de sus sesenta años, sale a trabajar para ganarse el pan de cada día, algunos días sólo aguanta a trabajar media jornada, otras veces, no puede salir de su casa. Por la injusticia social en que vivimos, don Marcial no tiene carnet de salud ni la ayuda del adulto mayor, es un hombre que vive de milagro . En la mayoría de los días, don Marcial permanece sólo, su nieta se va donde sus papás, por eso le toca cocinar, lavar, trabajar, arreglar la casa para poder sobrevivir, pero cuando se le complica su enfermedad, no puede levantarse, ante lo cual pasa hambre y soledad. El cuarto donde duerme es pequeño y oscuro, lleno de moscas y ratas debido a la falta de aseo e higiene. Un cierto día llegó al sector la Soledad la fundación “liga contra el cáncer” ofreciendo un tratamiento, preguntaron a los vecinos del sector si sabían de alguien que estuviera enfermo de cáncer, pero nadie dio razón, no sabían que don Marcial, estaba enfermo, porque nunca lo visitaban ni se preocupaban por los demás, todos vivían en su mundo, en sus soledades. A los pocos meses murió don Marcial, todos se extrañaron de su muerte, sus hijos y vecinos arreglaron la casa, prepararon comida, arreglaron los funerales y estuvieron dos noches enteras sin dormir junto al cadáver.
Mientras que en el sector la Esperanza, los enfermos son los consentidos de Dios. La comunidad está organizada y tiene un equipo de personas que vela, asiste y acompaña a sus enfermos, ellos hacen actividades y piden ayuda económica a sus vecinos para comprar útiles de aseo, medicinas, ropas y alimentos para sus enfermos; los visitan, les hacen un buen aseo, oran y con el párroco les llevan la comunión y están pendientes de que tengan su carnet de salud y las ayudas del Estado o fundaciones. Con estos gestos de misericordia y bondad muchos enfermos han recobrado la salud. La comunidad de la Esperanza tiene muy claro que las acciones de amor hay que hacerlas en vida a ejemplo de Jesucristo.
DIÁLOGO COMUNITARIO
1) ¿Cómo vivía don Marcial?
2) ¿Qué diferencia encontramos en las comunidades de la Soledad y la Esperanza?
3) ¿Quién tiene que cuidar y velar por los enfermos?
4) ¿Cuál es la realidad de los enfermos en nuestro sector? ¿Qué casos conocemos?
ILUMINACIÓN BÍBLICA (Hacer la lectio divina) Mc. 2,2-12
Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y él les anunciaba la Palabra. Y le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro. Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: "Hijo, tus pecados te son perdonados." Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones: "¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?" Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dice: "¿Por qué pensáis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: "Tus pecados te son perdonados", o decir: "Levántate, toma tu camilla y anda?" Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados - dice al paralítico -: "A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa." Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: "Jamás vimos cosa parecida."
Palabra del Señor, Gloria a ti Señor Jesús
REFLEXIÓN DEL TEMA
La enfermedad es un mal. Por eso Jesús estaba siempre dispuesto a atender a los enfermos, tan despreciados entonces. Y ellos se acercaban a Jesús con toda confianza. Sabían que él los recibía con amabilidad, con comprensión, dispuesto siempre a ayudar, si es que tenían fe en él.
El texto bíblico de la curación del paralítico nos muestra varias actitudes humanas entorno al enfermo. La primera es la solidaridad de los cuatro que cargaban al enfermo, y todo lo que hicieron para ver a Jesús, imaginemos la escena: subiendo al enfermo al techo, sacando las tejas, descolgándolo… Todo esto nos pide tener un gran amor por los enfermos, que nos mueva a cargar sus dolencias en nuestros hombros, a buscar todos los medios posibles para que nuestros enfermos recuperen la salud, facilitándoles: medicinas, atención médica, buenas condiciones de higiene, una alimentación balanceada etc., y más aún brindándoles nuestra compañía y amor. Dicen lo que saben, que la mejor terapia para recuperar la salud es que el enfermo se ría, este alegre y sienta el amor y atención de su familia, amigos y vecinos.
La segunda actitud humana ante el enfermo, es la compasión. Jesús se quedo viendo al enfermo y a los cuatro cargueros, aquí Jesús ve la realidad del enfermo, conoce su sufrimiento, se le conmueven las entrañas, participa en su dolor y angustia. No se queda indiferente ni con los brazos cruzados, sino que actúa y le dice, “hijo tus pecados quedan perdonados” y luego añade “levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”. Jesús nos invita a tener compasión por nuestros enfermos, y tener compasión es sentir lo que el otro siente para comprometernos a transformar esa realidad de sufrimiento. Para lograr eso hay que ver a nuestros enfermos, estar con ellos, visitarlos, acompañarlos y darles las condiciones posibles para que recuperen su salud, ofreciéndoles la oración, la confesión, la comunión, la unción de los enfermos y la lectura de la Palabra de Dios y más aún los tratamientos médicos.
Muchas veces nuestra devoción al Señor o a los santos espera que ellos nos alcancen la salud. Pero no hay que esperar la salud de una manera pasiva, o sólo con rezos. Es cierto que Jesús puede hacer un milagro. Pero a él no le gusta hacer milagros a gente irresponsable. Quiere que pongamos los medios que están de nuestra parte. Y sobre todo que seamos solidarios y sanos, de forma que evitemos lo más posible las enfermedades.
La actitud de Jesús nos enseña a preocuparnos con cariño de los enfermos. Él se acercaba solícito a ellos, y cuando podía los curaba con los métodos que había en su época. Nosotros tenemos que imitar su cercanía, su comprensión y su dedicación, según los medios que hay en nuestro tiempo. Sin despreciar la ciencia de los doctores, pero sin dejar tampoco la medicina popular que heredamos de nuestros antepasados.
Jesús, además, no se contenta sólo con curar el cuerpo físico, sino a la persona entera. Por eso nosotros no podemos contentarnos con la salud física no más. Nuestra lucha es por conseguir personas sanas en todos los sentidos, material y espiritualmente, como personas, como familias y como comunidades.
A lo que nunca recurrió Jesús fue a la brujería o a la magia. Cuidémonos nosotros de estas malas creencias, que tanto daño nos traen, pues llenan el corazón de odio y son causa de irresponsabilidades, calumnias y enemistades.
COMPROMISO
- Conocer, visitar, acompañar y asistir a los enfermos de tu sector.
- Organizar en tu sector la pastoral de los enfermos.
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